martes, 26 de septiembre de 2017

La ilusión

Hoy quiero que hablemos de algo vital para nuestra vida, la ilusión. En el post anterior, hablábamos de la importancia de tener o crear una ilusión para poder salir efectivamente de una depresión. Desde mi punto de vista, tener y cultivar una ilusión es uno de los motores de nuestra existencia. La ilusión está estrechamente unida a los sentidos y es esa capacidad que poseemos las personas para reunir todas nuestras fuerzas y concentrarlas a favor de la conquista de un objetivo. 

Etimológicamente, la palabra ilusión proviene del latín "ilusionis" y significa engaño. Ya que en realidad, así es la ilusión, es esa capacidad que tenemos los seres humanos para creer en aquellas cosas que no vemos, pero que nos aportan tal carga de positividad que nos ayudan a vivir. 


Es de suma importancia tener una ilusión porque está conectada a emociones positivas. Cuando nos ilusionamos nos sentimos bien, plenos y motivados. Nuestra mirada cambia y nuestro estado emocional también. Nos sentimos entusiasmados y cargados de energía. Es un sentimiento que nos da fuerza. 

Desde pequeños recurrimos a las ilusiones para construir nuestro proyecto de vida, para diseñar nuestros sueños y fijar nuestras metas. Vivimos con ella porque es la fuerza que nos empuja a alcanzar nuestros objetivos. La ilusión es nuestra compañera de viaje. Con ella pensamos dónde nos gustaría ir, qué nos gustaría ser o a quien nos gustaría tener a nuestro lado. La ilusión nos ayuda a hacer realidad nuestros sueños.


La ilusión sirve para no rendirnos, para llenarnos de aliento y empujarnos a conseguir nuestros objetivos a largo plazo. Sin embargo, con el paso de los años parece como si el depósito de nuestras ilusiones se fuera agotando. Esta sensación está asociada a la experiencia. Las cosas no nos hacen la misma ilusión cuando las hacemos por primera vez, que cuando la repetimos muchas veces. Por eso no solo hay que tener ilusiones, sino que hay que preocuparse en renovarlas para que estas no se agoten.

El problema de las ilusiones llega cuando no sabemos conformarnos, es decir, cuando construimos nuestro objetivo sobre expectativas de las que dependen directamente nuestra felicidad o nuestra autoestima y que, si no las conseguimos, nos hacen sentir mal. Por eso debemos motivarnos, ilusionarnos, sin despegar mucho los pies del suelo.

La ilusión conecta con los sentimientos más positivos del ser humano y esta es contagiosa. Recurrimos a ella para sentirnos mejor, para alcanzar algo que nos hace feliz.

Eduardo Punset argumenta que “en el hipotálamo del cerebro está lo que los científicos llaman circuito de la búsqueda. Este circuito, que alerta los resortes de placer y de felicidad, solo se enciende durante la búsqueda y no durante el propio acto. En la búsqueda, en la expectativa, radica la mayor parte de la felicidad”. Cuantas veces nos ha pasado que hemos aunado todas nuestras fuerzas en la consecución de algo y en cuanto lo hemos tenido, casi inmediatamente perdemos el interés en ello. 


Tener ilusión aviva nuestro sentimiento de felicidad, pero eso es algo que debemos cultivar. ¿Se puede? La respuesta es sí, se puede cultivar la ilusión. Pero, como todo, hay que trabajarlo. Es importante organizar nuestra vida y marcar algunas prioridades, tal vez al principio solo algunas metas para conseguir a corto plazo. Alcanzando pequeños logros se irán dando grandes pasos para recuperar la ilusión.


Buscar actividades nuevas que gusten, emocionarse con todo lo bueno que da la vida, aprender de cada nueva experiencia y recordarse que cada día es un día menos para conseguir lo que se desea ayudará también a fortalecer esa ilusión. Lo importante es ir sumando momentos para volver a tener ilusión, esa ilusión que nos ayudará a seguir avanzando. Nunca se nos debe olvidar que en los pequeños detalles esta la esencia de la felicidad. 

Y para terminar hoy y así tengáis tiempo de trabajar en vuestras ilusiones, os comparto esta canción del grupo TK "Ilusión". En la que nos habla de la perdida de la ilusión a causa de una ruptura amorosa. Ya sabéis, el amor es otro de nuestros grandes impulsores o destructores, pero siempre conlleva una ilusión. https://www.youtube.com/watch?v=PnDevlgcacc

lunes, 25 de septiembre de 2017

Claves de la Inteligencia Emocional para afrontar una depresión

Después de este necesario parón vacacional, vamos a continuar trabajando nuestra Inteligencia Emocional. 

Recordamos que la Inteligencia Emocional es esa perspectiva que nos aporta un sustrato ideal, desde el cual arraigar nuestras raíces para emerger con más fortaleza y equilibrio. desde ella, podemos aprender a entender nuestro mundo emocional con más detalle para gestionarlo, y a la vez, adquirir conocimiento.

En el post anterior hablábamos sobre la importancia del desarrollo de la Inteligencia Emocional para poder abordar una depresión con más éxito. Veamos pues, en este post, las claves esenciales que nos aporta la Inteligencia Emocional para poder asumir la depresión.

 1. Lo primero que tenemos que hacer es ACEPTAR NUESTRAS EMOCIONES.

Cuando vemos esto, todos pensamos que en realidad lo hacemos, pero esto no es cierto y, hay muchas personas que tienen verdaderos problemas en este aspecto. Aceptan por ejemplo la rabia pero no son capaces de asumir la tristeza, de ahí que en ocasiones se confunda una cosa con la otra. Hay épocas de nuestra vida en que, por ejemplo, por las razones que sean nos sentimos decepcionados y las personas que nos rodean parecen no tenernos en cuenta. Nos sentimos solos, sin saber qué rumbo coger... todo ello nos hace caer en un estado claro de tristeza, sin embargo, la disimulamos con la rabia. Tratamos a quienes nos rodean y mostramos comportamientos cargados de despecho. Lo que en realidad sentimos no es rabia, es solo el envoltorio que protege a la auténtica tristeza. Cuánto antes identifiquemos ese sentimiento que sentimos y lo aceptemos, antes saldremos de ese estado.

2. Trabajar esa emoción negativa
.
Pongamos por caso que, evidentemente lo que sientes en estos momentos es una profunda tristeza. La has reconocido y dejamos atrás esas reacciones cargadas de rabia o incluso de ácida ironía. Una vez identificada, pregúntate por qué te sientes así ¿Estamos tristes por que nos han decepcionado? ¿Porque hemos perdido a alguien? ¿porque nos encontramos en un momento vital donde hay una crisis?. Enumera todo lo que tienes en tu interior y que te preocupa o que te hace daño. Después, centra tu atención en tu cuerpo. Muchas de estas emociones nos dan pistas de estar somatizándolas... dolor de cabeza, dolor de espalda, dolor de estómago. Es algo muy habitual. Acepta que esa emoción te está haciendo daño y de que es el momento de reaccionar.

3. ¿Cómo te gustaría sentirte?

Ahora que ya sabemos cual es el problema y de donde parte, viene la parte más practica... Recuperar nuestra vida. Para ello es importante que alimentemos nuestro deseo por sentirnos mejor, por recuperar la ilusión. Ya somos conscientes de qué razones nos han hecho caer es ese estado de tristeza, de abatimiento y de depresión. Es el momento de pensar que deseamos para nosotros en nuestro futuro cercano. ¿Quiero recuperar mi vida normal?¿Pienso en hacer un cambio que me haga feliz? Entonces deberíamos decidir que hacer para lograrlo. Lo mejor para conseguir esto, es empezar con metas a corto plazo, sencillas y asumibles. En ocasiones basta solo con empezar a salir de casa, a pasear, a quedar con los amigos, a mirarnos al espejo y sentirnos bien con lo que se ve. Es el momento de racionalizar opciones y no de buscar culpables, esto es muy importante. Pensad que si atribuimos nuestra tristeza en esa persona que, por ejemplo, nos hizo daño, seguiremos incentivando la rabia y ello nos hace caer en una clara indefensión. Tenemos que ser responsables y dueños de nosotros mismos, hemos asumido nuestras emociones y las comprendemos, es el instante de adquirir fortaleza y salir de esa tristeza que nos tiene atrapados. Es importante que no nos quedemos quietos. Hay que actuar, abrir la puerta, busca nuestra propia ilusión cotidiana. El nuevo día nos traerá cosas buenas siempre que, pongamos de nuestra parte.

4. Ninguna emoción es inmadura, todas nos aportan conocimiento

Para terminar, hemos de comprender ante todo un aspecto: llorar es algo importante y que ha de hacer todo el mundo. Estar triste o es algo que debamos disimular o esconder Las depresiones no son características exclusivas de personalidades débiles. Todos podemos caer en ellas. Acepta siempre tus emociones, acepta la tristeza, llórala, exprésala, compréndela y afróntala. Ahí esta nuestra sabiduría y nuestra fortaleza.

Y esto es todo por hoy. Para relajar un poco las neuronas después de hacer a nuestro cerebro trabajar, comparto con vosotros este tema de la gran Nina Simone "Feeling good"  https://www.youtube.com/watch?v=OfJRX-8SXOs