sábado, 11 de noviembre de 2017

Cómo Aplicar la Inteligencia Emocional en el Trabajo

En este nuevo post quiero continuar trabajando sobre la importancia de la Inteligencia Emocional en el ámbito laboral. Hoy trataremos de como aplicarla en el trabajo.


Como bien hemos ido aprendiendo en post anteriores, la Inteligencia Emocional es un conjunto de habilidades psicológicas que nos permiten, de un modo equilibrado, expresar nuestras emociones y entender las de los demás. La Inteligencia Emocional guía nuestro comportamiento. Se caracteriza por poder auto motivarnos, otorgarnos la capacidad de insistir ante las frustraciones, controlar los impulsos, regular nuestros estados de ánimo para poder convivir con otras personas. El dominio que una persona alcance sobre estas habilidades de la Inteligencia Emocional marcará la diferencia con respecto a quienes avanzan felizmente en la vida, sorteando dificultades o quienes no encuentran salida ante la menor dificultad.

En el ámbito laboral la Inteligencia Emocional juega un papel muy importante, tanto que se calcula que el 65 % del éxito laboral se debe a ser competente emocional, es decir hacer un buen uso de la Inteligencia Emocional.  No solo se debe ser competente emocional consigo mismo (auto regularse, auto motivarse, etc.) sino con los demás (tener empatía, ser capaz de influir en el otro, de persuadir, etc.) Es importante en el mundo laboral ser capaz de resolver conflictos, convencer a otros, establecer consenso, reconocer el punto de vista del otro y trabajar en equipo y a la vez saber expresar lo que piensas o sientes sin desestimar lo que hacen o piensan los demás. 

¿Qué necesitaremos para poder aplicar la Inteligencia Emocional en el trabajo? Pues si discernimos un poco en esto, caeremos en la cuenta que lo primero será conocernos a nosotros mismos, para así poder aprender a manejar nuestrar emociones en el trabajo y ser capaces de estimularnos a nosotros mismos y a los demás. Y por último es muy importante no dejar de observar actitudes, gestos, escuchar y comunicarnos con los demás. 

Se sabe que un certificado de estudios, ser bueno para los números o para cualquier habilidad específica o ser muy inteligente no asegura de ninguna manera tener éxito en el trabajo. Muchos se preguntan por qué algunas personas tienen tanto éxito y prosperan en su carrera o en su lugar de trabajos y otros no lo pueden hacer si tal vez las herramientas básicas las tienen todos. ¿Qué es lo que marca la diferencia? 

Pues podríamos decir que hay cinco pilares que sostienen la Inteligencia Emocional y que permiten ser reconocidos por otras personas en todos los ámbitos. Pero específicamente en el ámbito laboral se tienen muy en cuenta a la hora de seleccionar personas para un trabajo determinado. Estos son:

  • La auto conciencia que es la capacidad de las personas para auto controlarse, controlar sus emociones y reconocer sus propias debilidades y fortalezas. También identificar qué habilidades y capacidades reconocen las otras personas en él. 
                                        
  • La auto regulación es la capacidad de saber repasar lo que ocurrió, analizar las propias acciones y los resultados para poder pensar en una respuesta diferente y mejor para la próxima vez que ocurra. En las empresas, cuando se selecciona nuevo personal de trabajo, se le da mucha importancia a las experiencias vividas, a la reacción de la persona y si fue capaz de seguir adelante. Esto es una especie de maduración, sinónimo de auto regulación.
  • La auto motivación, significa tener fe en uno mismo, en lo que se es capaz de lograr para así poder convencer a los demás. Es una actitud ante la vida y debe lograrse y formarse desde pequeños. La persona que no cree en sí mismo tendrá muchas dificultades en lograrlo en la adultez.
  • La empatía, es la capacidad de poder ponerse en el lugar del otro para saber como influirá lo que yo digo sobre la Inteligencia Emocional del otro y la valoración del impacto. 
  • Las habilidades sociales: Si bien todos tenemos habilidades sociales porque se aprende desde el hogar, en la infancia, es bueno mejorarlas y practicarlas observando a quienes las manejan mejor. Una persona será más competente si logra relacionarse efectivamente con los demás para inducirlos a la acción requerida. 
Tener una Inteligencia Emocional fuerte es la clave para el éxito laboral. Si bien las personas son más emocionales que racionales es fundamental aprender a contener las emociones y actuar racionalmente frente a cualquier situación de trabajo. Esto además será valorado por las otras personas. 

Para equilibrar la Inteligencia Emocional en el trabajo es necesario:

  • Analizarse a sí mismo, es decir saber cuáles son las cosas que pueden hacerte reaccionar emocionalmente y cuáles son las reacciones comunes que tienes en esos casos y tratar de mejorar y de cambiar esas reacciones.
  • Aprende a escuchar que no es lo mismo que oír. Esto significa que las personas que tienen buena Inteligencia Emocional se interesan de verdad cuando un compañero plantea un problema personal o no, escucha y si dudas o no entiendes lo que están diciendo haz preguntas para aclarar, no te quedes con lo que "crees que te dicen". Esto te ayudará a tomar decisiones más claras y concretas. 
  • Interpreta el lenguaje corporal de los demás, aprende a mirar como actúan, como miran, como se mueven. Esto mismo ocurre contigo mismo porque no siempre las palabras coinciden con lo que dice el cuerpo, la mirada, los gestos, etc. Esto puede jugarte en contra. 
  • Identifica qué cosas son las que te causan estrés. Conocer qué es lo que te estresa te servirá para evitar esas emociones repentinas que malogren tu trabajo o tu día. Aprende a manejar esas emociones frente a lo que te estresa. 
Y para terminar el post de hoy, dará unos simples consejos para aplicar la Inteligencia Emocional en el trabajo y no acabar como la mujer de la imagen siguiente:


  • Aprende a contener las emociones en el trabajo. La racionalidad debe estar por encima de las emociones. 
  • Si no puedes corregir tus actitudes erróneas frente al trabajo acude a la ayuda profesional de un psicólogo.
  • Recuerda que lograr un buen manejo de las emociones no se logra fácilmente sino que implica un trabajo constante.
  • Practica alguna actividad que te saque el estrés ya sea meditación, ejercicio físico o lo que más te guste. 

martes, 7 de noviembre de 2017

La importancia de la Inteligencia Emocional para el liderazgo en una empresa

Como hice referencia en el anterior post, la Inteligencia Emocional en el ámbito laboral juega un rol determinante en todos los niveles de la cadena de mando. 

Si se toman en cuenta las fases diseñadas para comprender la Inteligencia Emocional, fácilmente se puede asociar con el liderazgo dentro de las empresas, donde es indispensable una interacción social eficiente para lograr el máximo desempeño de un equipo.


Un líder que posea una inteligencia emocional reducida o poco notable, carecerá de la habilidad para motivar y dirigir a los miembros de su equipo de trabajo. No podrá verlos como seres humanos que funcionan con base en emociones sino que, al contrario, los verá como peones en un tablero de ajedrez, que funcionan siempre de la misma manera, pase lo que pase, y probablemente su respuesta automática será el enojo y la ira en contra de los empleados y por supuesto, los malos resultados para la organización.

Un líder requiere Inteligencia Emocional en el trabajo. El poder interactuar con un miembro del equipo, entendiendo su funcionamiento como ser social, le permitirá al líder que su gestión sea más eficiente. También será capaz de entender como el entorno influye, de manera positiva o negativa, al grupo de trabajo y a su rendimiento. Saber esto le permitirá al líder crear estrategias para aprovechar los talentos de los miembros de un equipo y tratarlos de manera diferente respetando su individualidad.

Además, la eficiencia analítica del líder con Inteligencia Emocional le permitirá tomar decisiones más apropiadas que le conducirán a obtener mejores resultados para la empresa. A mejores resultados mayores oportunidades de ganar un mejor salario y ascensos.

Este hecho, dentro del ámbito laboral, se traducirá rápidamente en un sano desarrollo profesional, que le permitirá a la persona el crecer continuamente en su carrera y alcanzar posiciones mejor remuneradas.

De esta manera, es indispensable para ejecutivos y gerentes de alto nivel el tener una Inteligencia Emocional en el trabajo notable y desarrollada. Sus cargos dentro de las organizaciones de ahora les exigen eso. Si el líder no entiende que las personas funcionan con base en las emociones, difícilmente logrará que los miembros de su equipo quieren seguirlo voluntariamente para lograr los resultados para la empresa. 

Si, por ejemplo, un gerente no logra darse cuenta que los trabajadores sufren un severo caso de falta de motivación por un mal ambiente de trabajo o unos sueldos bajos, que los ha llevado a disminuir su rendimiento, difícilmente pensará en opciones adecuadas para remediar esta situación.

Podemos ejemplificar con un caso más complejo, un ejecutivo en el área de marketing debe poder comprender el ánimo del público objetivo consumidor. Un mercado debe estudiarse a nivel emocional si se quiere ejecutar una estrategia de publicidad efectiva.

Quien no tiene consciencia de sus propias emociones, difícilmente podrá entender el funcionamiento del entorno y sus semejantes. Es por ello que la Inteligencia Emocional en el trabajo es un concepto muy importante al cual hay que prestarle plena atención para desarrollarlo efectivamente.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Importancia del Manejo de emociones en el trabajo

Las emociones generan unos sentimientos que surgen como reacción a un hecho externo o interno y sirven de mecanismo comunicativo afectando al pensamiento y a las acciones que lleva a cabo la persona. Entre las emociones más frecuentes en el trabajo, podemos encontrar: la satisfacción, el entusiasmo, la confianza, la alegría, el pesimismo, el enojo, la desesperación, el orgullo, el miedo, la decepción, la ansiedad, la preocupación, la frustración, la incertidumbre, la culpa, la tristeza y otras muchas. 

Las emociones en sí, no son ni positivas ni negativas, depende del significado que se les adjudique. Los eventos tampoco tienen un significado emocional, es nuestra interpretación de ellos la que distorsiona frecuentemente la realidad. Manejar las emociones significa algo muy diferente de extinguirlas, implica entenderlas, regularlas y canalizarlas dirigiendo las situaciones a nuestro beneficio y el de la organización. 


Es sumamente importante un manejo adecuado de las emociones ya que de lo contrario puede obstruirse la comunicación, se producen conflictos, se deterioran las relaciones interpersonales, lo que afecta al desempeño y baja el nivel de productividad en la organización. El enojo, por ejemplo, en el contexto del trabajo es una experiencia que influye en la forma de pensar, de sentir y de actuar. Las investigaciones indican que los individuos que saben manejar el enojo en la empresa son mucho más exitosos que los que no saben hacerlo. Puede llegar a ser una emoción muy destructiva y crear el llamado "efecto enojo" que influye negativamente en el clima laboral. 

El enojo afecta la memoria, la creatividad y la concentración se debilita, los pensamientos se transforman en acusatorios, exagerados, rígidos; se asume todo como un hecho, nos volvemos irracionales. Puede manifestarse con retrasos diarios, sabotear a un colega, convertirlo en rival y desechar ideas de compañeros de equipo. Millones de personas experimentan los efectos dolorosos del enojo, a través de enfermedades cardiovasculares, depresión, baja autoestima, migraña, alcoholismo, adicciones a drogas, baja productividad laboral y estrés crónico.

Es importante concienciar a las empresas sobre el impacto favorable que podría tener desarrollar este tipo de inteligencia en su gente y para ello, es recomendable una formación mediante recursos humanos. 

La forma de cómo los individuos se sienten tiene una influencia muy importante en su comportamiento laboral. Contrariamente a lo que se piensa, los sentimientos son un factor preponderante en el mundo del trabajo; todos tenemos sentimientos y es una necesidad relacionarse, especialmente cuando consideramos la cantidad de tiempo que invertimos en el medio laboral. 

Cuando los sentimientos son ignorados o minimizados, es natural que nos invada la soledad, la frustración, la desesperación, nos sentimos desconectados, incomprendidos, enojados...

Las organizaciones son el lugar perfecto para promover el aprendizaje de las competencias de la Inteligencia Emocional. El trabajo cumple un rol central en la vida de las personas, por consiguiente nuestra identidad, autoestima y actitudes están afectadas por las experiencias laborales, ya sea positiva o negativamente.

Los expertos coinciden hoy en día en que escalar posiciones rápidamente en la empresa depende más que nada de un alto grado de Inteligencia Emocional y quienes posean este "ingrediente" serán más exitosos, se sentirán más realizados y disfrutarán del respeto de sus directivos, compañeros y subalternos. Además estarán más satisfechos con su vida, su sistema inmunológico se fortalecerá y como consecuencia su estado de salud.

Incrementando el capital emocional de la organización, aumentaremos la energía personal, la motivación, la claridad de la misión, el compromiso con los objetivos de la empresa, lo que se traducirá en un incremento en la satisfacción personal y en la productividad.

A través de la Inteligencia Emocional podemos optimizar el desempeño personal, la comunicación y por consiguiente el clima laboral. La gente sentirá que es tomada en cuenta lo que podrá disminuir el absentismo y la rotación.

Aumentará la autoestima de los individuos y sus actitudes tendrán una tendencia positiva. Habrá una mayor adaptabilidad a los procesos de cambio, porque se sabrá manejar el miedo y la incertidumbre. Con este modelo, podemos también facilitar procesos de cambio de cultura, sobre todo en fusiones de empresas de culturas diferentes.

Se podrá solucionar conflictos con mayor facilidad y hasta prevenirlos, así como también resolver problemas y como consiguiente se manejarán mejor las relaciones interpersonales, lo que permitirá una mejor integración de equipos de trabajo.

Este modelo resulta efectivo en el desarrollo del equipo de ventas de la organización, obteniendo como resultado una mayor satisfacción al cliente y una mejor actitud de servicio.

También, como ya hemos visto y extenderé en el siguiente post, a través del desarrollo de la Inteligencia Emocional surgirán líderes internos y se optimizarán las habilidades de liderazgo en los puestos directivos.

La importancia del Capital Emocional en la organización es indiscutible y puede convertirse en una fuente de energía positiva o negativa; esto dependerá de la Inteligencia Emocional de la gente. 

jueves, 26 de octubre de 2017

Beneficios de la Inteligencia Emocional en el ambito laboral

Esta semana quiero comenzar hablando de los beneficios que nos aporta la Inteligencia Emocional en el ámbito laboral.

Recordamos, que la Inteligencia Emocional a grandes rasgos, es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos (propios y ajenos). Por ende, el éxito de una empresa, está íntimamente relacionado con la productividad laboral de las personas que la integran, es por ello que la Inteligencia Emocional toma importancia como una herramienta para comprender el valor del liderazgo y hasta la prevención de problemas graves a nivel corporativo. En la actualidad, una empresa es calificada con excelencia cuando cuenta con profesionales no sólo intelectuales, sino con la capacidad de trabajar en equipo, lo que a su vez maximiza la producción del grupo. Contrario a eso, los profesionales que no tienen la capacidad para resolver los conflictos pueden influir de manera negativa.



Según un estudio realizado en una empresa de seguros en Estados Unidos publicado por Kadis, Gall y Salovey en 2006, muestra que las personas con más alta Inteligencia Emocional reciben mayores aumentos salariales y ocupan puestos más altos. Destacan por sus compañeros en socialibilidad, sensibilidad interpersonal y generación de positivo. Y, también es importante la capacidad de tolerancia al estrés y la capacidad de liderazgo que muestran. 

Como podemos ver entonces, la Inteligencia Emocional en el ámbito laboral juega un rol determinante en todos los niveles de la cadena de mando. En el siguiente post trataremos esto con mayor profundidad.

Como es lógico también, quien no tiene consciencia de sus emociones, difícilmente podrá entender el funcionamiento de sus semejantes. Es por ello también que el concepto de Inteligencia Emocional en el trabajo es muy importante. Punto que también trataremos en un post posterior.

Por lo que, por hoy, dejemos los conceptos claves de la inteligencia emocional en el trabajo: dota de capacidad de liderazgo, aumenta el trabajo el equipo y el sentimiento de pertenencia a este, genera más trabajadores satisfechos y felices en su trabajo lo que, finalmente supone unos indudables beneficios en la empresa u organización. 







domingo, 15 de octubre de 2017

Beneficios de la Inteligencia Emocional en las relaciones interpersonales

Continuando con los beneficios que tiene tener una Inteligencia Emocional desarrollada, hoy quiero tratar como afecta esto a nuestras relaciones interpersonales.

Las relaciones interpersonales nos proporcionan el contexto ideal para el despliegue de la inteligencia emocional. La calidad de esas relaciones establece el clima social y emocional que prevalece en nuestro ambiente familiar, social y de trabajo.

Una alta inteligencia emocional hace que tengamos más desarrollada la habilidad para iniciar y mantener relaciones interpersonales duraderas, mutuamente satisfactorias que se caracterizan por la intimidad y el dar y recibir afecto. El punto clave es el requerimiento de mutualidad que requiere ceder parte de nuestro control a las otras personas. Es un tipo de rendición que nos lleva a ser socialmente responsables.
 

Cuando las relaciones interpersonales son respetuosas y satisfactorias proveen un terreno común para disfrutar la experiencia de interactuar y compartir con otras personas. En la medida que una persona sea más hábil al construir y mantener relaciones interpersonales, anticipando y reconociendo las preferencias de la otra persona, apreciándolas y estando dispuesto a satisfacerlas en una buena medida, las otras personas se sentirán más dispuestas a mantener esa relación.



En otras palabras, el papel crucial que tiene aquí la Inteligencia Emocional es el ayudarnos a compartir con los demás nuestras alegrías y nuestra suerte, a la vez que nuestras sombras y derrotas.

Según la obra publicada por Lopes, Salovey y Strauss en 2003, una Inteligencia Emocional alta está relacionada con unas mejores relaciones interpersonales y menos interacciones negativas con los amigos.

En otro estudio, el alumnado con mayor Inteligencia Emocional fue el que mostró mayor sensibilidad interpersonal y una conducta prosocial mayor. A la vez que eran los mejor valorados por los demás (Lopes, Salovey, Côté y Beers, 2005).

También esta comprobado que cuanta mayor sea la Inteligencia Emocional, mayor será el grado de intimidad y afecto hacia nuestros amigos.


martes, 26 de septiembre de 2017

La ilusión

Hoy quiero que hablemos de algo vital para nuestra vida, la ilusión. En el post anterior, hablábamos de la importancia de tener o crear una ilusión para poder salir efectivamente de una depresión. Desde mi punto de vista, tener y cultivar una ilusión es uno de los motores de nuestra existencia. La ilusión está estrechamente unida a los sentidos y es esa capacidad que poseemos las personas para reunir todas nuestras fuerzas y concentrarlas a favor de la conquista de un objetivo. 

Etimológicamente, la palabra ilusión proviene del latín "ilusionis" y significa engaño. Ya que en realidad, así es la ilusión, es esa capacidad que tenemos los seres humanos para creer en aquellas cosas que no vemos, pero que nos aportan tal carga de positividad que nos ayudan a vivir. 


Es de suma importancia tener una ilusión porque está conectada a emociones positivas. Cuando nos ilusionamos nos sentimos bien, plenos y motivados. Nuestra mirada cambia y nuestro estado emocional también. Nos sentimos entusiasmados y cargados de energía. Es un sentimiento que nos da fuerza. 

Desde pequeños recurrimos a las ilusiones para construir nuestro proyecto de vida, para diseñar nuestros sueños y fijar nuestras metas. Vivimos con ella porque es la fuerza que nos empuja a alcanzar nuestros objetivos. La ilusión es nuestra compañera de viaje. Con ella pensamos dónde nos gustaría ir, qué nos gustaría ser o a quien nos gustaría tener a nuestro lado. La ilusión nos ayuda a hacer realidad nuestros sueños.


La ilusión sirve para no rendirnos, para llenarnos de aliento y empujarnos a conseguir nuestros objetivos a largo plazo. Sin embargo, con el paso de los años parece como si el depósito de nuestras ilusiones se fuera agotando. Esta sensación está asociada a la experiencia. Las cosas no nos hacen la misma ilusión cuando las hacemos por primera vez, que cuando la repetimos muchas veces. Por eso no solo hay que tener ilusiones, sino que hay que preocuparse en renovarlas para que estas no se agoten.

El problema de las ilusiones llega cuando no sabemos conformarnos, es decir, cuando construimos nuestro objetivo sobre expectativas de las que dependen directamente nuestra felicidad o nuestra autoestima y que, si no las conseguimos, nos hacen sentir mal. Por eso debemos motivarnos, ilusionarnos, sin despegar mucho los pies del suelo.

La ilusión conecta con los sentimientos más positivos del ser humano y esta es contagiosa. Recurrimos a ella para sentirnos mejor, para alcanzar algo que nos hace feliz.

Eduardo Punset argumenta que “en el hipotálamo del cerebro está lo que los científicos llaman circuito de la búsqueda. Este circuito, que alerta los resortes de placer y de felicidad, solo se enciende durante la búsqueda y no durante el propio acto. En la búsqueda, en la expectativa, radica la mayor parte de la felicidad”. Cuantas veces nos ha pasado que hemos aunado todas nuestras fuerzas en la consecución de algo y en cuanto lo hemos tenido, casi inmediatamente perdemos el interés en ello. 


Tener ilusión aviva nuestro sentimiento de felicidad, pero eso es algo que debemos cultivar. ¿Se puede? La respuesta es sí, se puede cultivar la ilusión. Pero, como todo, hay que trabajarlo. Es importante organizar nuestra vida y marcar algunas prioridades, tal vez al principio solo algunas metas para conseguir a corto plazo. Alcanzando pequeños logros se irán dando grandes pasos para recuperar la ilusión.


Buscar actividades nuevas que gusten, emocionarse con todo lo bueno que da la vida, aprender de cada nueva experiencia y recordarse que cada día es un día menos para conseguir lo que se desea ayudará también a fortalecer esa ilusión. Lo importante es ir sumando momentos para volver a tener ilusión, esa ilusión que nos ayudará a seguir avanzando. Nunca se nos debe olvidar que en los pequeños detalles esta la esencia de la felicidad. 

Y para terminar hoy y así tengáis tiempo de trabajar en vuestras ilusiones, os comparto esta canción del grupo TK "Ilusión". En la que nos habla de la perdida de la ilusión a causa de una ruptura amorosa. Ya sabéis, el amor es otro de nuestros grandes impulsores o destructores, pero siempre conlleva una ilusión. https://www.youtube.com/watch?v=PnDevlgcacc

lunes, 25 de septiembre de 2017

Claves de la Inteligencia Emocional para afrontar una depresión

Después de este necesario parón vacacional, vamos a continuar trabajando nuestra Inteligencia Emocional. 

Recordamos que la Inteligencia Emocional es esa perspectiva que nos aporta un sustrato ideal, desde el cual arraigar nuestras raíces para emerger con más fortaleza y equilibrio. desde ella, podemos aprender a entender nuestro mundo emocional con más detalle para gestionarlo, y a la vez, adquirir conocimiento.

En el post anterior hablábamos sobre la importancia del desarrollo de la Inteligencia Emocional para poder abordar una depresión con más éxito. Veamos pues, en este post, las claves esenciales que nos aporta la Inteligencia Emocional para poder asumir la depresión.

 1. Lo primero que tenemos que hacer es ACEPTAR NUESTRAS EMOCIONES.

Cuando vemos esto, todos pensamos que en realidad lo hacemos, pero esto no es cierto y, hay muchas personas que tienen verdaderos problemas en este aspecto. Aceptan por ejemplo la rabia pero no son capaces de asumir la tristeza, de ahí que en ocasiones se confunda una cosa con la otra. Hay épocas de nuestra vida en que, por ejemplo, por las razones que sean nos sentimos decepcionados y las personas que nos rodean parecen no tenernos en cuenta. Nos sentimos solos, sin saber qué rumbo coger... todo ello nos hace caer en un estado claro de tristeza, sin embargo, la disimulamos con la rabia. Tratamos a quienes nos rodean y mostramos comportamientos cargados de despecho. Lo que en realidad sentimos no es rabia, es solo el envoltorio que protege a la auténtica tristeza. Cuánto antes identifiquemos ese sentimiento que sentimos y lo aceptemos, antes saldremos de ese estado.

2. Trabajar esa emoción negativa
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Pongamos por caso que, evidentemente lo que sientes en estos momentos es una profunda tristeza. La has reconocido y dejamos atrás esas reacciones cargadas de rabia o incluso de ácida ironía. Una vez identificada, pregúntate por qué te sientes así ¿Estamos tristes por que nos han decepcionado? ¿Porque hemos perdido a alguien? ¿porque nos encontramos en un momento vital donde hay una crisis?. Enumera todo lo que tienes en tu interior y que te preocupa o que te hace daño. Después, centra tu atención en tu cuerpo. Muchas de estas emociones nos dan pistas de estar somatizándolas... dolor de cabeza, dolor de espalda, dolor de estómago. Es algo muy habitual. Acepta que esa emoción te está haciendo daño y de que es el momento de reaccionar.

3. ¿Cómo te gustaría sentirte?

Ahora que ya sabemos cual es el problema y de donde parte, viene la parte más practica... Recuperar nuestra vida. Para ello es importante que alimentemos nuestro deseo por sentirnos mejor, por recuperar la ilusión. Ya somos conscientes de qué razones nos han hecho caer es ese estado de tristeza, de abatimiento y de depresión. Es el momento de pensar que deseamos para nosotros en nuestro futuro cercano. ¿Quiero recuperar mi vida normal?¿Pienso en hacer un cambio que me haga feliz? Entonces deberíamos decidir que hacer para lograrlo. Lo mejor para conseguir esto, es empezar con metas a corto plazo, sencillas y asumibles. En ocasiones basta solo con empezar a salir de casa, a pasear, a quedar con los amigos, a mirarnos al espejo y sentirnos bien con lo que se ve. Es el momento de racionalizar opciones y no de buscar culpables, esto es muy importante. Pensad que si atribuimos nuestra tristeza en esa persona que, por ejemplo, nos hizo daño, seguiremos incentivando la rabia y ello nos hace caer en una clara indefensión. Tenemos que ser responsables y dueños de nosotros mismos, hemos asumido nuestras emociones y las comprendemos, es el instante de adquirir fortaleza y salir de esa tristeza que nos tiene atrapados. Es importante que no nos quedemos quietos. Hay que actuar, abrir la puerta, busca nuestra propia ilusión cotidiana. El nuevo día nos traerá cosas buenas siempre que, pongamos de nuestra parte.

4. Ninguna emoción es inmadura, todas nos aportan conocimiento

Para terminar, hemos de comprender ante todo un aspecto: llorar es algo importante y que ha de hacer todo el mundo. Estar triste o es algo que debamos disimular o esconder Las depresiones no son características exclusivas de personalidades débiles. Todos podemos caer en ellas. Acepta siempre tus emociones, acepta la tristeza, llórala, exprésala, compréndela y afróntala. Ahí esta nuestra sabiduría y nuestra fortaleza.

Y esto es todo por hoy. Para relajar un poco las neuronas después de hacer a nuestro cerebro trabajar, comparto con vosotros este tema de la gran Nina Simone "Feeling good"  https://www.youtube.com/watch?v=OfJRX-8SXOs